Los nuevos retos
La heroína continúa siendo la causa de la mayoría de las muertes relacionadas con opioides en Europa y sigue siendo el opioide ilícito más consumido. No obstante, las estructuras y los retos de la escena de la heroína han cambiado.
Cuando se trata de la adicción a la heroína, muchas personas se imaginan a un yonqui descuidado y demacrado. Este tipo de consumidores sigue existiendo hoy en día. Pero, paralelamente, ahora hay heroinómanos que ya no encajan en esta imagen: el escenario ha cambiado. El número de consumidores jóvenes de heroína está disminuyendo. En la actualidad, gran parte de los consumidores de heroína pertenecen a la generación de más edad, y muchos de ellos están asentados en la vida cotidiana y su adicción está bien disimulada. Para las instituciones médicas y sociales, esto implica que deben adaptarse a los consumidores que tienen problemas de salud relacionados con la edad, además de los daños causados por las drogas.
Y estos adictos también son más difíciles de reconocer durante los controles. Para este grupo objetivo, existen cada vez más centros de rehabilitación especializados que ofrecen un síndrome de abstinencia anónimo a directivos, famosos y personalidades adictos a la heroína. Precisamente este grupo de consumidores contribuye al peligro en la vida cotidiana: en el tráfico rodado, en el lugar de trabajo o durante las actividades de ocio. En la circulación por carretera, los heroinómanos destacan repetidamente por sus líneas serpenteantes, su fatiga excesiva, su agotamiento hasta la apatía, su comportamiento errático o inquieto e inestable, así como una ralentización psicomotriz general.
Heroína: ¿en qué consiste?
La heroína es una droga del grupo de los opioides que se produce de forma semisintética a partir del opio crudo. El opio crudo es la savia lechosa de la adormidera. Esta sustancia contiene morfina, que se transforma químicamente en heroína. Los opioides difieren de los opiáceos en la forma en que se producen. Los opiáceos se extraen de la savia lechosa de la adormidera, mientras que los opioides se producen (semi)sintéticamente. La heroína atraviesa rápidamente la barrera hematoencefálica y desencadena su efecto en pocos minutos. Causa euforia, relaja y suprime los sentimientos negativos, el dolor y los miedos. La droga presenta uno de los mayores potenciales de adicción. Los efectos secundarios y los síntomas de abstinencia varían desde la secreción nasal hasta la muerte. La heroína se transforma muy rápidamente en el organismo en el opiáceo morfina, detectado de forma fiable por los test de saliva DrugWipe 5 S y 6 S.
Estos síntomas hacen que el consumo de heroína sea un peligro también en el lugar de trabajo y en entornos lúdicos. Cada vez más usuarios sufren fracturas óseas en situaciones cotidianas por caerse en estado de intoxicación, y los intensos síntomas de abstinencia que se producen tras sólo 6 u 8 horas causan los mismos problemas. A nivel físico, el consumo de heroína provoca daños permanentes en el cerebro y el hígado, así como trastornos estomacales e intestinales. Si se utilizan jeringuillas sucias, existe un riesgo permanente de abscesos, hepatitis e infecciones de sida. La mayoría de las muertes son consecuencia de una parálisis respiratoria debida a una sobredosis.
La heroína en el mundo
La heroína es el opioide ilícito más consumido en Europa, seguido ahora por el fentanilo. En Estados Unidos, esta última lleva ya varios años por delante de la heroína. En África, la heroína es la quinta droga más consumida, y también es muy buscada en muchas islas de los mares del Sur. Respecto a Asia, apenas existen cifras sobre el consumo. Sin embargo, en los países que producen la droga también se presupone un consumo elevado. En Afganistán, los talibanes están tomando duras medidas contra el cultivo, el comercio y el consumo de heroína, por lo que se prevé un desplazamiento de la producción a otras regiones.
Formas de consumo de la heroína
Según su origen, la heroína se comercializa en forma de polvo marrón (Afganistán, sudoeste asiático) o blanco (sudeste asiático). Por lo general, se mezcla con una amplia variedad de sustancias, desde bicarbonato sódico hasta veneno para ratas en cantidades variables. La droga se inyecta, y cada vez con mayor tendencia se inhala, principalmente «en plata» (véase la imagen), se esnifa como la cocaína o se toma por vía oral. Esta forma de consumo sólo se da en muy raras ocasiones, principalmente con una ingesta controlada y acompañada de medicamentos. Salvo la última variante, todas las formas de consumo producen un efecto muy rápido. Por vía intravenosa e intranasal, la dosis no puede controlarse y pueden producirse sobredosis. Fumada «en plata», el consumidor supuestamente puede controlar la dosis y no hay utensilios compartidos de inyección o extracción que puedan transmitir infecciones. En esta forma de consumo, tampoco hay marcas visibles de pinchazos ni mucosas nasales dañadas fácilmente reconocibles. Según el OEDT, sólo el 30 % de los consumidores sigue inyectándose. El 51 % «fuma» o inhala la droga —según los expertos, como consecuencia de las campañas de uso seguro.
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Fuentes:
EMCDDA European Monitoring Centre for Drug an Drug Addiction, Lissabon; Wikipedia https://de.wikipedia.org/wiki/Heroin; Bundeszentrale für gesundheitliche Aufklärung (BZgA), Köln, www.drugcom.de; Deutscher Verkehrsicherheitsrat e.V., Berlin, https://drogen.dvr.de; BADS Bund gegen Alkohol und Drogen im Straßenverkehr e.V., Hamburg, www.bads.de; DHS Deutsche Hauptstelle für Suchtfragen e.V., Hamm, www.dhs.de; Sucht Schweiz, CH-Lausanne, www.suchtschweiz.ch; Statista GmbH, Hamburg, https://de.statista.com
Fuentes de las imágenes:
Securetec AG; Adobe Stock 111025234, 604849015, 359657379
