Test de drogas en conductores accidentados:
el THC y la benzodiacepinas en 1.a y 2.a posición
La conducción después del consumo de benzo diacepinas (BZO) multiplica por cinco el riesgo de resultar herido en un accidente de tráfico1. Si, además, se acompañan de alcohol, el riesgo se dispara a 112 veces mayor. Las benzodiacepinas pertenecen a la categoría de sedantes, al igual que el cannabis y los opiáceos/opioides. Las consecuencias de su consumo suelen pasar más inadvertidas que las relacionadas con el consumo de estimulantes, pero son igualmente peligrosas.
La relajación, a menudo acompañada de euforia, el paso del tiempo muy lentamente, reacciones y movimientos retardados, un sentimiento de ligereza – estos son los estados que se generan tras el consumo de sedantes. Los consumidores se sienten como “envueltos en algodón”. Las consecuencias son una percepción errónea del entorno y de la situación del tráfico: no se reconocen los semáforos en rojo, se pasan por alto los peatones, no se evalúa correctamente la velocidad de circulación y se olvidan las distancias de frenado o los procesos de trabajo. Los consumidores asumen mayores riesgos, ya que el estado de relajación les sugiere la inexistencia de peligro. Es indiferente si la sustancia se ha ingerido como medicamento o como ayuda ilegal para el día a día. Muchos pacientes no se paran a pensar si están en condiciones para conducir o si han sucumbido a su elevado potencial adictivo. El peligro para ellos mismos y su entorno es el mismo.
El número de conductores que se ponen al volante, a pesar de haber consumido sedantes, va en aumento. Hasta ahora, el cannabis es la droga más consumida entre los conductores controlados, aunque seguida de cerca por las benzodiacepinas legales e ilegales. El Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (EMCDDA, por sus siglas en inglés) ha registrado una disponibilidad creciente y un consumo en aumento tanto para este grupo de drogas como para los opiáceos/opioides. Para abastecer el mercado ilegal, algunas de estas sustancias se desvían de aplicaciones médicas y otras provienen del entorno de las denominadas drogas de diseño. En algunos países europeos y en EE. UU., se ha constatado un número mayor de muertes por sedantes.
La mayoría de los consumidores de drogas piensan que no los descubrirán mientras conducen o en su puesto de trabajo. Y hasta el 80 % de las personas que toman medicamentos subestiman los elevados riesgos de los sedantes en su vida diaria. Los controles sistemáticos son un medio sostenible para conseguir que el tráfico y el lugar de trabajo sean más seguros, así como para crear conciencia sobre los peligros.
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Fuentes:
1Bund gegen Alkohol und Drogen im Straßenverkehr (Federación contra el alcohol y las drogas en el tráfico rodado), www.bads.de, Hamburgo
2Informe Europeo sobre Drogas de 2022 y New Benzodiazepines in Europe (Nuevas benzodiacepinas en Europa), 2021, Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (EMCDDA), Lisboa — Deutsche Hauptstelle für Suchtfragen e.V. (Centro Alemán de Problemas de Adicción ), Hamm, www.dhs.de — Bundesanstalt für Straßenwesen (Instituto Federal de Investigación de Carreteras), www.bast.de, Bergisch Gladbach