
Un falso idilio
Las setas alucinógenas o los hongos mágicos no representan una competencia real para el LSD pero entusiasman a sus adeptos, ya que provocan un efecto similar. Actualmente, las setas alucinógenas disfrutan de una popularidad creciente. A pesar de que su consumo conlleva más riesgos, los inexplicables efectos negativos a largo plazo y del hecho de que están prohibidos en la mayoría de los países, el número de defensores va en aumento a un ritmo moderado. La prevalencia total1 del LSD y las setas se encuentra por debajo del 1 % en la UE.
Existen 186 tipos de setas alucinógenas a nivel mundial. La mayor parte de ellas pertenecen al género Psilocybe. La seta psicotrópica más conocida es la Psilocybe semilanceata (conocida comúnmente como “mongui” u hongo de San Juan).
El efecto es el mismo con todas las setas. Contienen psilocibina y psilocina, que son las sustancias responsables de los efectos psicodélicos o alucinógenos. La psilocibina en sí no es psicotrópica y se transforma en psilocina activa una vez ingerida. La estructura de la psilocina es similar a la del neurotransmisor propio del organismo, la serotonina, popularmente denominada también como la “hormona de la felicidad”. Esta similitud permite un acoplamiento a los sitios de unión de la serotonina en el cerebro y los activa.
Los kits de cultivo de setas “caseros” están prohibidos en Alemania pero se pueden comprar en los Países Bajos.
Efecto
Las setas se consumen normalmente secas. De forma esporádica, también se pueden fumar o hacer galletas, miel o chocolate. Se pueden consumir también crudas.
Pueden pasar hasta 40 minutos hasta que empiecen a hacer efecto. Durante este tiempo de espera se percibe una sensación de hormigueo en brazos y piernas, una sensación de calor y “ataques de risa”. La embriaguez que se produce después de este tiempo de espera, puede durar hasta seis horas y sus efectos pueden variar desde estimulantes hasta fuertemente alucinógenos. Las crisis psicodélicas son muy habituales, incluso en entornos seguros y cuando hay buen ambiente. Se producen cambios en la percepción en todos los niveles sensoriales (oído, vista, olfato, tacto y gusto).
Los efectos producidos por la psilocibina/psilocina son comparables a los del LSD. Sin embargo, las setas tienen un efecto inicial más rápido y una duración del efecto más corta. Además, el “bajón” llega más rápido y, por lo general, se considera que la sensación es más agradable.
El efecto será más o menos intenso en función de la seta y del propio estado de ánimo. Dado que las setas no están catalogadas como producto natural, cada seta contiene una concentración diferente de psilocibina. El riesgo de sobredosis es muy elevado. Aparentemente, la psilocibina no causa adicción física ni psicológica. No obstante, se observa un desarrollo de baja tolerancia con un consumo más prolongado, lo que conduce a un aumento de la dosis.
Todavía no existen tests rápidos para detectar si una persona ha consumido psilocibina. El consumo solo puede determinarse mediante pruebas de laboratorio exhaustivas. En los controles de tráfico o en situaciones similares no se suelen hacer tests para detectar la psilocibina. En caso de sospecha, se solicita la correspondiente prueba de laboratorio.
Aquellos que estén familiarizados con las setas, pueden recogerlas en otoño. Sin embargo, existe un alto riesgo de confusión con otras especies. En el mejor de los casos no ocurre nada porque se haya consumido una seta benigna. En el peor de los casos, se puede producir una intoxicación letal por hongos.
Setas secas listas para el consumo
Valoraciones adversas
Las setas que contienen psilocibina tuvieron su primer auge a partir de 1957 a raíz de un artículo publicado en una revista sobre estilos de vida: las setas se pusieron de moda entre hippies, “antisistema” y chamanes, así como en círculos artísticos e intelectuales. No obstante, esta tendencia desapareció rápidamente. Las setas experimentaron un nuevo auge a partir de 1990. Las ventas a través de smartshops aumentaron drásticamente y la tendencia de “volver a conectar con la naturaleza” despertó interés en las llamadas drogas naturales. Sin embargo, esta vez las setas ya no desaparecieron, sino que se establecieron, sobre todo en internet, gracias a grupos de interés activos.
Actualmente, diversas instituciones están investigando además de qué manera se podrían utilizar estas setas como base para medicamentos contra la depresión.
Fuentes: 1 Informe Europeo sobre Drogas 2019, Lisboa; pág. 56 y sigs.