Nuevas sustancias psicoactivas (NSP)

Se frena la carrera de las NSP

Cuando las nuevas sustancias psicoactivas (NSP) aparecieron por primera vez en el mercado a principios de este siglo, muchos temieron que inundarían el mercado y a los consumidores. Estas drogas, comercializadas como “sales de baño”, “ambientadores” o “mezcla de hierbas”, eran legales y, además, económicas. Sin embargo, esta suposición ha resultado ser falsa. El comercio y el consumo de NSP se han estancado a un nivel bajo e incluso están disminuyendo parcialmente.

Cuando comenzó la venta de NSP, los vendedores anunciaron que las sustancias que no eran ilegales no podían hacer ningún daño. A pesar de ello, desde entonces se ha ido extendiendo entre los consumidores la idea de que estas sustancias provocan efectos secundarios incalculables, desde fallos circulatorios hasta psicosis e incluso la muerte. Puesto que hasta ahora apenas si han existido análisis científicos y formación médica para los servicios de urgencias, ni siquiera el ingreso en una clínica ofrece garantías para la salud. A menudo, no se detecta la causa del mal estado de salud o no existe un remedio probado. El éxito que siguen teniendo las sustancias psicoactivas radica principalmente en el hecho de que algunas de ellas siguen siendo legales, aunque solo lo sean por un tiempo limitado. No obstante, los legisladores de todo el mundo se han vuelto más eficaces a la hora de hacer frente a las NSP. Las NSP modificadas se ilegalizan cada vez más rápido. Esto se ve favorecido por la mejora de los métodos analíticos y por la prohibición frecuente de grupos enteros de sustancias en lugar de sustancias individuales, como ocurría en los primeros tiempos de las NSP. Este es otro factor que disuade cada vez más a los consumidores.

¿Qué son las NSP?

Las nuevas sustancias psicoactivas, también conocidas por sus siglas NSP, son un concepto genérico que se utiliza para referirse a las drogas producidas químicamente, que pueden ser muy diferentes entre sí. Entre ellas se encuentran los estimulantes, los cannabinoides sintéticos, las benzodiacepinas, los opioides, los alucinógenos y las drogas disociativas.

Los nombres que reciben estas sustancias son muy variados. Los términos “drogas de diseño”, “legal highs”, “herbal highs”, “chemical research” o “drogas de sales de baño” son términos más bien genéricos. Los productos finales se venden como especias, limpiadores de baños, ambientadores, sales de baño o mezcla de hierbas, generalmente envasados con diseños visualmente atractivos. Los cannabinoides sintéticos suelen encontrarse con nombres que sugieren productos a base de hierbas. Tras la denominación “sales de baño” se esconden
principalmente las catinonas sintéticas.

Estas sustancias se venden como mezcla de hierbas y en forma de cristales, polvo, pastillas o cápsulas, así como en formato líquido. Las drogas se pueden fumar, ingerir, inyectar por vía intravenosa o esnifar como la cocaína.

Cualquiera que consuma NSP se adentra en un experimento de consecuencias impredecibles. Independientemente de la sustancia que se consuma y del formato elegido, el resultado
siempre es incierto. Puesto que su producción no es profesional, el contenido de las NSP varía extremadamente de un caso a otro, los envases carecen de indicaciones y cada una de las bolsas individuales que se encuentran en un paquete grande puede contener diferentes cantidades del principio activo. Últimamente, las NSP han generado titulares negativos, sobre todo, por sus peligrosos efectos secundarios y por el aumento de las muertes.

Las NSP producen “subidones” similares a los del LSD, así como un efecto relajante. Sin embargo, en muchos casos el consumo conduce a un aumento de la agresividad,
a sobrevalorar las propias capacidades y a la pérdida de la realidad, lo que pone en peligro no solo al consumidor, sino también a su entorno, por ejemplo, al conducir bajo los
efectos de las drogas.