Cocaína: ¿la nueva “droga del pueblo”?

Cocaína: ¿la nueva “droga del pueblo”?
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Cocaína: ¿la nueva “droga del pueblo”?

Más rápido que una pizza

Ya sea en Berlín, Viena, Zúrich o Londres, el 30 % de los consumidores afirman en un estudio mundial que la cocaína se entrega más rápido que una pizza1. Desde hace algunos años, el consumo en Europa se ha disparado. Entre los motivos se encuentran la creciente producción en Sudamérica y la fácil disponibilidad. Los datos actuales demuestran que en 2017 se incautaron en Europa más de 140 toneladas de cocaína, el doble que en 20162.

La cocaína ha dejado de ser una droga elitista consumida por clases privilegiadas. La caída de los precios y el fácil acceso han allanado el camino para que la cocaína se convierta en la “droga del pueblo”. Por ejemplo, la cantidad de llamadas diarias a los “servicios de distribución de cocaína” solo en Berlín se cuentan por centenares.

La cocaína es una droga traicionera: puede generar una fuerte dependencia psicológica rápidamente. El estado de intoxicación con fuerte euforia inmediatamente después de su consumo dura tan solo de 20 a 60 minutos, según el modo de ingestión. Después de la intoxicación se entra en una fase de agotamiento y cansancio, momento en el que el consumidor siente el deseo de una nueva toma.

¿Qué es la cocaína?
La cocaína se extrae de las hojas del arbusto de la coca en Sudamérica. Mediante distintos pasos de procesamiento se produce un polvo blanco y cristalino. En función de la transformación posterior, se ofrece en forma de “coca” o “crack”, pudiéndose esnifar, fumar o inyectar. La cocaína causa una intoxicación y un efecto de anestesia local. La posesión y el tráfico están prohibidos en virtud de la ley de estupefacientes alemana y están sujetos a acciones penales.

Ambas fases de la intoxicación por cocaína son peligrosas, especialmente cuando se conduce un vehículo de motor. Durante la etapa estimulante y eufórica, el consumidor actúa con prepotencia y agresividad. Por el contrario, durante la fase final, el conductor corre el riesgo de quedarse dormido al volante.

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La corta duración de la intoxicación también se refleja en la concentración de cocaína en la sangre. La cocaína se descompone con relativa rapidez en el cuerpo en benzoilecgonina (BZE), su metabolito principal*. Esta descomposición continúa incluso después de la extracción de sangre, durante el traslado de la muestra al laboratorio. Sin embargo, la reacción puede retrasarse gracias al uso de tubos de extracción de
sangre adecuados (con adición de flúor u oxalato) y refrigerando la muestra. Aun así, no es posible evitar completamente la descomposición. Por este motivo, resulta crucial que la muestra de sangre llegue al laboratorio lo antes posible.

La inestabilidad de la cocaína en la sangre es el motivo por el que, además de la cocaína, el BZE es el único metabolito no psicoactivo incluido en el anexo del artículo 24a de la Ley de Seguridad Vial alemana.

La detección del BZE también resulta útil por una segunda razón, especialmente durante los controles de tráfico. En la última fase de la intoxicación por cocaína, la llamada fase de choque/fatiga, en el organismo circula BZE principalmente. Sin embargo, el consumidor sigue siendo un peligro para el tráfico en este estado. Por este motivo, nuestro test DrugWipe puede detectar el BZE además de la cocaína.

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Cocaína y alcohol, una combinación peligrosa

Mezclar cocaína y alcohol es una acción muy extendida pero extremadamente peligrosa. La droga reduce la percepción del efecto de las bebidas alcohólicas. Los consumidores se sienten mucho menos borrachos de lo que realmente están. Al mismo tiempo, la propensión a asumir riesgos y la inestabilidad emocional aumentan con el incremento de los niveles de alcohol después del consumo de cocaína. Por lo tanto, los consumidores de esta mezcla destacan cada vez más por su comportamiento agresivo y una evaluación errónea de sí mismos. Ambas situaciones son extremadamente peligrosas para la seguridad vial.

Las consecuencias físicas de la combinación de cocaína y alcohol pueden traducirse en un colapso circulatorio, un desmayo, un ataque al corazón o un derrame cerebral. La percepción limitada del propio nivel de alcohol aumenta el riesgo de intoxicación etílica. Entre las consecuencias psicológicas del consumo simultáneo de alcohol y cocaína se incluyen las alucinaciones y percepciones distorsionadas. También son frecuentes los pensamientos suicidas, las psicosis y los cambios bruscos de humor.

Fuentes:
1Global Drug Survey, Londres
2Informe Europeo sobre Drogas 2019, Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías, Lisboa
*Un metabolito es un producto intermedio en una ruta metabólica bioquímica.